lunes, 4 de abril de 2011

Reseña. Dejarás a tu Padre y a tu Madre. Philippe Julien. (Psicoanálisis)

Dejarás a tu padre y a tu  madre. Philippe Julien. Siglo XXI Editores s.a. 2002, 116 páginas.
Por. Nidia Nitola Betancourt

La familia en la contemporaneidad está sujeta a tensiones que marcan su existir y la discusión sobre su comprensión puede ser abarcada desde diferentes perspectivas. En esta ocasión el escritor y psiconalista Julien Philippe, permite reflexionar sobre el papel de la familia, sus funciones, lo que la rige y la fundamenta en la actualidad y a partir de éste análisis responde la pregunta que realiza en el texto ¿qué debe transmitir una generación a la siguiente que le permita dejarla? o ¿qué permite a un hombre y a una mujer fundar una nueva familia?.

Para el autor el mundo moderno es el nacimiento de lo social, mientras se pasó de comunidad a sociedad, las relaciones entre el espacio privado y el de la ciudad cambiaron. Se paso de una familia tradicional donde el padre con su autoridad tenía la posibilidad de elegir el cónyuge para su hijo(a), luego la caída de esta imagen permite que sean los mismos hijos quienes tengan autonomía al respecto. Para el siglo XII el “amor cortes” que permite un espacio de conquista y los diseños arquitectónicos que cambian los espacios físicos, permiten poco a poco mayor privacidad.  Así para el siglo XX, en las sociedades occidentales se da una división entre la vida privada y la vida pública y paulatinamente se da una disyunción entre conyugalidad y parentalidad, siendo esta la “novedad de la modernidad”.

Mientras la conyugalidad gana privacidad, la familia se vuelve cada vez más pública. En la parentalidad un “tercero social” busca hacer cumplir los derechos del niño y ofrecerle desde el entorno lo que le pueda faltar. Ya sea desde la institución o por medio de un profesional experto, se dirige a los padres en sus funciones, deja de ser la madre única poseedora de este saber y el tercero junto a los padres instaura la ley del bienestar, pretendiendo dar “aquello” que haga falta para la felicidad de ese niño. Como límite a esta ley se encuentra la ley del deber, ley universal que en la modernidad se instaura por si misma luego de la pérdida de la autoridad del padre. En ésta última ley, se transmite la ley del incesto, dada desde el discurso social en cada nueva conyugalidad, como ley universal que rige la sociedad humana desde “siempre”, ley que se transmite y delimita lo prohibido y lo autorizado, entonces, se destaca aquí, uno de los papeles de la familia: instaurar tanto la ley de bienestar como la ley del deber. Pero estas dos leyes a veces se oponen y se hace necesaria la transmisión de una tercera ley que se presente cuando las dos encuentran su propio límite.

Para el autor, ésta ley, es la ley del deseo. Demostrando que desde lo social se transmite la ley del incesto, pero no puede hacer que se cumpla por sí sola, se necesita de algo más que logre que la alianza entre hombre y mujer se dé y se funden nuevas familias. Habla así de la ley del deseo, considerando que la verdadera razón de la prohibición del incesto viene de la transmisión de ésta ley, que está en la base de cada nueva conyugalidad.

Para que la ley del deseo pueda ser transmitida por los padres, la parentalidad se tiene que fundar en la conyugalidad bajo tres dimensiones: amor, deseo y goce. En el encuentro del amor y la dualidad de los goces de hombre y mujer únicamente la ley del deseo puede hacerlos avanzar en la conyugalidad. Los padres se tienen que reconocer como hombre y mujer de deseo; en medio de una conyugalidad fundada en la diferencia reconocen el deseo existente entre ellos. Cada uno da un lugar al otro en la relación, lo que permite que el niño aprenda una negación “tú no eres objeto de nuestro goce”. Así los padres dan a los hijos el poder de dejarlos para siempre, porque les han demostrado que su conyugalidad estuvo y seguirá estando primero que ellos. Los padres se retiran y los hijos hacen lo mismo.
Esta alianza conyugal dada a través de la ley del deseo, se da luego de la ruptura con la familia de origen y es transmitida por los padres, es decir que sólo un padre y una madre que han sido y son el uno para el otro tienen la posibilidad de transmitir a sus hijos la ley del deseo cuando son adultos. La privacidad de la conyugalidad es la que permite que la imagen de separación entre parentalidad y conyugalidad este en las generaciones. Esta ley del deseo se instaura en las nuevas generaciones por medio de la palabra de la madre, quien da razón al hijo sobre la alternancia de presencia y ausencia sufrida en su niñez. La madre como mujer, marca para el niño un lugar en tercera posición fuera de su conyugalidad y a la vez desde su deseo da un lugar al padre (figura), quien transmite al niño la distancia entre la imagen del padre ideal y la del padre real, demostrando que no es Dios, que no lo puede saber todo y que el objeto de su goce es la mujer y no el niño. Permitiendo que el niño realice el duelo de padre ideal y decida hacer una alianza en su propia generación, según la ley del deseo.

En este sentido desde el título de la obra “Dejarás a tu padre y a tu madre” el autor indica el camino de la respuesta a la pregunta formulada sobre ¿qué permite a un hombre y a una mujer fundar una nueva familia?. Lo que permite que los hijos dejen a su padre y a su madre y funden públicamente una familia, es la conyugalidad. La verdadera transmisión que se recibe de los padres es la posibilidad de crear un lazo conyugal con un sujeto que proviene de otra descendencia. Los padres transmiten a sus hijos la posibilidad de dejarlos para siempre, porque su conyugalidad está primero, es allí de donde reciben amor y goce, así la ley del deseo le permitirá al hijo avanzar en su propia conyugalidad. Solo esta conyugalidad privada hace posible que las generaciones funden una familia, surge cuando en esta última generación se da una falla en la felicidad cuya significación se abre hacia el deseo del otro que le permite volver a empezar en caso de infelicidad. Esta herencia debe ser transmitida a las otras generaciones.

De esta forma se da la tercera ley de la prohibición del incesto transmitida en el discurso y fundada en la ley del deseo, que es la que permite que cada nueva familia perpetúe la existencia de la sociedad.
Lo significativo entonces es que a través de esa ley del deseo como complemento y límite de las leyes del deber y del bienestar, se pueda transmitir a las generaciones el argumento que les permita forjar una nueva familia. Esta transmisión de lo simbólico imaginario, se da desde los padres, desde su conyugalidad hacia los hijos para que éstos luego puedan igualmente transmitirlo a los suyos, siendo la familia constituyente y a la vez constitutiva. Así pueden cumplir con su obligación de portar la continuidad de su familia.

Presenta así el autor la tensión dada entre el mundo privado y el mundo público fundada en la crisis de la paternidad. Como parte de la familia, el padre siempre había tenido un rol muy definido y sin cuestionamientos en el mundo occidental que se enmarcaba en ser el centro de toma de decisiones, el eje económico y a establecer las directrices en las que encajaría la familia en la sociedad.  En la familia moderna, sin embargo ese papel se ve afectado por los cuestionamientos acerca del verdadero significado de ser padre, su agresividad sexual que afecta a los niños y adolescentes que hacen parte de su familia y de las implicaciones de revelar tales escándalos. Dicha tensión y división se genera por su dificultad para manejar el tema de la sexualidad: lo positivo de las relaciones conyugales y lo negativo de las relaciones incestuosas.

Para terminar se puede decir que aunque es un libro corto, su denso contenido debe ser leído pausadamente para poder interrelacionar las ideas del autor, que aportan al análisis de la familia moderna ofreciendo una mirada sobre su conformación y sus funciones, llevando a entender así, su papel principal como transmisora a través de la conyugalidad de los padres, de la posibilidad de que las nuevas generaciones funden nuevas familias. 

No hay comentarios: